Cine de los excluidos

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América del Norte
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Reflexiones de la Hna. Rose Pacatte

El tema para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, celebrada el 2 de junio de 2019, es "De la comunidades en las redes sociales a la comunidad humana"; porque, como dice San Pablo en Efesios 4:25, "Somos miembros unos de otros".

No hay nada que me deleite más cuando veo una película que sentir cómo profundiza en aquello que humaniza a los personajes y cómo crea un mundo que me gustaría visitar, partir felizmente a allá o hacer algo para marcar la diferencia en ese lugar herido.

La razón por la que prefiero películas pequeñas que cuenten historias humanas, en lugar de aquellas con efectos especiales de gran presupuesto fácilmente olvidables, es porque esas películas se toman su tiempo para crear personajes memorables, cuyas historias son catalizadores para una transformación personal, social, espiritual y profundamente humana.

Al celebrar la dignidad de personas que a menudo se encuentran al margen de la sociedad, estas películas conectan al público con los seres humanos que mira en la pantalla. Por un corto tiempo, la audiencia es parte de esa comunidad.

La ganadora del Premio del Jurado de Cannes 2018 y la película nominada al Oscar Capernaum, de Nadine Labaki, me llevaron al mundo de los pobres de Beirut, a través de las experiencias de un niño con ojos de gato, de 12 años, Zain (Zain Al Rafeesa), quien demanda a sus padres por traerlo al miserable mundo de de guetos sin tomarse siquiera la molestia de registrarlo.

Zaín enfurece cuando sus padres venden a su hermana de once años a un pretendiente mucho mayor. Nadie conoce la edad real de Zain y no hay posibilidad de una vida mejor sin una tarjeta de identidad.

Labaki sabe cómo construir y revelarnos los rasgos de una comunidad, como lo hizo a través de sus películas anteriores Where Do We Go Now (2011) y Caramel (2007.)

Con Capernaum, llamada así por la ciudad cercana a Israel donde Jesús ejerció la mayor parte de su ministerio, Labaki muestra una familia, una comunidad y una capa de la sociedad llevada hasta los extremos por una pobreza terrena y dura que la inmigración de África y los refugiados de la guerra en Siria hicieron aún más extrema.

Es una comunidad geográfica, unida por las circunstancias, en extrema necesidad de personas que brinden oportunidades de trabajo, vivienda, alimentación, atención médica y educación.

Al principio, la representación de la película sobre la angustia humana me horrorizó. Cuando la comunidad cristiana finalmente aparece al final -el grupo lleva guitarras y canta a los refugiados encarcelados-, me hizo preguntarme qué estaba diciendo Labaki.

¿Estaba insinuando que los cristianos son sordos a la realidad frente a ellos? No, creo que puede haber estado demostrando que la fraternidad humana puede ser comunicada por personas que aparecen de repente y comparten música en el peor momento, en algo que es tan importante como satisfacer las necesidades diarias de las personas.

Esperaría que ese grupo de cristianos regresen más tarde con algo de ayuda material, pero la sonrisa de la monja y sus amables palabras ya arrojaron luz sobre los prisioneros.

Capernaum te toma por el corazón y te hace ver los rostros de niños enojados y perdidos, las consecuencias de tanta guerra y a personas desplazadas hacia la marginalidad, que apenas pueden reunir lo suficiente para llegar al siguiente día.

La película te da esperanza a través de la capacidad de recuperación de Zain y el amor de una madre apátrida que se reúne con un bebé que el propio Zain cuidaba.

El cineasta japonés Akira Kurosawa (1910-98) dijo una vez: “Lo más doloroso es pensar que irás a ver la película y luego la olvidarás. También es doloroso pensar que ves la película, la recuerdas por un momento y luego la olvidas. Así que trato de evitar que te olvides. Trato de presentar a un ser humano al que no puedas fácilmente olvidar."

Esta Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales nos permite celebrar, a través del cine, la comunidad humana cerca de casa, esta familia humana de la que todos somos parte porque nos pertenecemos unos a otros.

Autora: Hna. Rose Pacatte, F.S.P., D.Min. Crítica de cine para el Sr. Anthony Messenger y el National Catholic Reporter y Directora fundadora del Centro Paulino de Estudios de Medios de Comunicación en Culver City, CA..

Tomado de SIGNIS Media, publicación de SIGNIS Mundial.